Ahora ya no tiene medida, y lo mismo te habla de su perra, de su propio entierro o de los nazis buenistas.
De chistes en momentos inapropiados, de lo rápido que vamos todos, de la inteligencia
artificial y hasta de los shalalailos.
Este monólogo es muy diferente, porque su cabeza va a mil por hora. En medio de un discurso, te puede soltar otro, aunque no venga a cuento. Pero te reirás igualmente.
Curiosamente es un show más Imbécil que el anterior.
Más Imbécil todavía. Si no lo entiendes, ven a verlo.